La alfarería producida durante la fase inca, en gran parte del norte semiárido, comúnmente es considerada como un bloque homogéneo, resultando englobada bajo el nombre de cerámica "Diaguita-Inca". Al margen de que se haya reconocido una diversidad de formas entre aquellas que imitan a vasijas cuzqueñas y otras que se derivan de la tradición alfarera local (Cornely 1947 y 1949; Ampuero 1989), lo cierto es que el estudio de su variabilidad, analizando en detalle las evidencias que podrían servir para proponer aportes multiculturales y diferentes fusionesestilísticas (Niemeyer 1969-70; González 1994 y 1995), ha recibido escasa atención.